La generación de residuos es uno de los principales retos a los que se enfrenta la sociedad actual, el volumen de residuos total sigue en continuo aumento y las consecuencias sobre los ecosistemas pueden ser catastróficas por sus impactos sobre el suelo, el medio marino, la calidad del aire, el cambio climático y la salud humana.
Del mismo modo, para la economía supone un desperdicio de recursos dantesco, donde la extracción de costosas materias primas resulta en un uso reducido de las mismas, mientras que los residuos producidos persisten durante miles de años.
El nuevo reto global al que nos enfrentamos en los próximos años es cambiar el modelo de una economía tradicional o lineal, basada en consumir-producir-usar-tirar, por un modelo de crecimiento más sostenible, la economía circular, que aspira a realizar un uso más eficiente de los recursos, minimizando los que se consumen, y reincorporando al proceso productivo los recursos que contienen los residuos
Frente a este modelo, la Economía Circular tiene como objetivo conservar los recursos y mantener el valor de los materiales, productos y energía durante el mayor tiempo posible en el ciclo productivo; de esta manera se establecen métodos y procesos que parten desde el ecodiseño de productos y servicios hasta la valorización de los residuos transformados de nuevo en recursos útiles para la sociedad y el mercado.
La necesidad de avanzar hacia esa economía circular se debe no sólo a los beneficios ambientales que conlleva, sino también a los beneficios económicos y sociales derivados. Según la Comisión Europea, la mejora de la eficiencia en el aprovechamiento de los recursos a lo largo de la cadena de valor de los productos podría reducir el consumo de materiales en un 17-24% para 2030, lo que supondría un ahorro de 630.000 millones de euros anuales para la industria europea. La aplicación de medidas de mejora en materia de ecodiseño o de prevención y reutilización podría proporcionar un ahorro neto a las empresas de hasta 604.000 millones de euros en toda la UE (el 8% de su facturación anual).
La prevención en la generación de residuos es la máxima prioridad, seguida por la preparación para la reutilización, el reciclado y otras formas de valorización, incluida la energética. Todo ello antes que la eliminación de residuos sin aprovechamiento alguno
En este ámbito, las empresas tienen mucho camino por delante, y el primer paso es concienciarse de que los residuos no existen. Una empresa ideal en el modelo de economía circular es aquella que no descarta ningún residuo. Parte de la idea, por tanto, de segregar adecuadamente los residuos y valorizarlos bien internamente o bien a través de un gestor de residuos externo a la organización. Dentro de esta concepción, existen muchas limitaciones como es de esperar, existen residuos tóxicos o peligrosos que no pueden y no deben ser reaprovechados por los riesgos que pueden producir sobre el medio ambiente y la salud humana, y otros tantos cuyo valor es muy inferior a los materiales vírgenes, en mayor medida por una calidad deteriorada por el uso o por no ser válidos pos las exigencias de mercado.
Pese a estas limitaciones, existen muchas oportunidades de ser pionero en la valorización de residuos y establecer los mecanismos internos en las organizaciones para que los residuos antes descartados pasen a ser rentables en su venta o reaprovechamiento internos.
Entre estos mecanismos destacamos por ejemplo el ecodiseño, mediante la formación de nuestros trabajadores en los principios del ecodiseño, podemos añadir variables en la concepción y diseño de productos y servicios que a través de algunas medidas o cambios, enfocados en valorizar el residuo final, solucionen e integren en el funcionamiento normal de la empresa lo que antes suponía grandes desafíos y costes. En ocasiones, no es posible debido a no ser el eslabón de la cadena de valor que decide acerca del ecodiseño del producto, sin embargo, podemos establecer evaluaciones de proveedores y considerar cambiar a otros más alineados con nuestras nuevas políticas ambientales.
Podemos destacar la logística inversa como otra medida de valorización de residuos. Si bien, no es viable realizar un pequeño tratamiento de nuestros residuos en todas nuestras sedes o instalaciones, quizás si pueda ser viable llevarlo a cabo en la sede central. De esta manera, el retorno de transporte a nuestra base, nunca debe ir vacío, o al menos, siempre debe respetar un espacio para retornar residuos, preferiblemente clasificados, a las sedes centrales donde mediante compactación, trituración o desmontaje, podemos obtener residuos con un precio positivo en el mercado que destinaremos a recicladores en vez de a vertedero.
Certificación residuo cero
El modelo de Economía Circular persigue invertir la pirámide actual de la gestión de residuos, maximizando las acciones de prevención y valorización de residuos (reutilización, reciclado o valorización energética). La certificación Residuo Cero, se enmarca en la línea de actuaciones de la OCDE, PNUMA, G20, PEMAR, Unión Europea y España en lo relativo a Economía Circular.
El certificado de AENOR Residuo Cero reconoce aquellas organizaciones que valorizan las distintas fracciones de residuos que generan, dentro del alcance definido, evitando que tengan como destino final la eliminación en vertedero.
Este esquema no implica la no generación de residuos sino una gestión organizada de los mismos que permita reducir su generación, prepararlos para ser reutilizados y/o transformar el residuo en materias primas, reintroduciéndolas en la cadena de valor.
Este esquema de certificación está desarrollado para cualquier tipo de organización que garantice la valorización (reutilización, reciclado o valorización energética) de los residuos que genera, evitando así la gestión de los mismos mediante depósito en vertedero.
Una vez superado el proceso de verificación, la organización obtiene un informe de verificación, que incluye las desviaciones, observaciones y oportunidades de mejora resultado del proceso. Asimismo, en caso de resultado satisfactorio, el cliente obtiene la marca Residuo Cero, junto con la Declaración de verificación en la que se indica el porcentaje de valorización de cada fracción de residuo incluida en el alcance.
Entre los beneficios de este esquema de certificación, cabe destacar la optimización de los procesos de gestión de residuos disminuyendo los costes de gestión de los mismos y obteniendo un ingreso extra por la gestión de estos materiales. Además para empresas certificadas con la ISO 14001 aporta un valor añadido de acción concreta en materia de residuos.
Entre otras, ayuda a las organizaciones a optimizar procesos, derivado de una revisión exhaustiva de los mismos, focalizándose en los puntos de producción de residuos. Además, contribuye al impulso de la economía circular, permitiendo a las organizaciones adelantarse a las disposiciones legales que van a ser promulgadas en esta materia.
Asimismo, tiene beneficios económicos: permite disminuir los costes derivados de la gestión de residuos ya que estos se reducen y, al mismo tiempo, posibilita obtener ingresos extra por la gestión de esos materiales valorizables en lugar de gestionarlos como residuos. De esta forma las organizaciones obtienen un respaldo, compatible y de valor añadido y complementario al Sistema de Gestión Ambiental según la Norma ISO 14001.
Compra y contratación pública circular
“La contratación pública representa una gran proporción del consumo europeo (casi el 20% del PIB de la UE). Por tanto, puede desempeñar un papel clave en la economía circular, y la Comisión fomentará este papel a través de sus acciones sobre contratación pública ecológica […].”Comunicación de la Comisión Europea «Cerrar el círculo: un plan de acción de la UE para la economía circular» Com (2015) 614.
La transición hacia una economía circular requiere cambios tanto en los sistemas productivos como en las prácticas y patrones de consumo de todos los actores de la sociedad, incluida la administración pública.
La compra y contratación pública, como expresión de la administración como consumidora, representa un instrumento importante para conseguir este nuevo modelo productivo y de consumo más sostenible, por su impacto y poder tractor sobre el mercado.
A día de hoy, la mayoría de entes públicos ya realizan muchas adquisiciones alineadas con los principios de la economía circular, por ejemplo, la compra de productos y materiales reciclados, la inclusión de exigencias de durabilidad y reparabilidad de los bienes adquiridos, etc
La Orden PCI/86/2019, de 31 de enero, por la que se aprueba el Plan de Contratación Pública Ecológica, incluso la Ley 9/2017 de Contratos del Sector Público recoge el papel de la contratación pública como uno de los instrumentos basados en el mercado interior que debe ser utilizado para conseguir los objetivos de desarrollo sostenible asumidos por la Unión Europea.